El guante está lanzado.
Cualquier tiempo pasado fue…diferente
Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor. En el mundo del periodismo deportivo, al que adoro y del que cada día aprendo algo, no me atrevo a decir si es mejor o peor, no me creo tan osado para calificarlo. Lo que tengo claro es que las cosas cambian, y ahora mismo es simplemente…diferente. Y lo es gracias (o por culpa) de las nuevas tecnologías. Si el día a día nos ha cambiado completamente por ellas, el periodismo deportivo no es ajeno a ello.
En el año 2000 comencé como becario en esta andadura que, afortunadamente, aún resiste. Era la época en la que se llamaba por teléfono a los delegados de los equipos de fútbol para conocer la ‘ficha’ y los datos de los partidos (desde Liga Nacional hasta Tercera pasando por Aficionados) e incluirlos al día siguiente en el periódico. De esa época recuerdo al eterno Fito (ojalá el Real Valladolid le haga el homenaje que merece), Yarza, Sancho (Medinense), Fernando (Los Gatos de Íscar) y mucho más…y hasta que el CD Arces lo enviaba por fax. Hace 20 años era la nueva tecnología, junto a alguna página web que se atrevía a dar los resultados ‘casi’ al momento, es decir, dos o tres horas después.
De esto puede dar fe el maestro del ‘fútbol local’, mi adorado Juan Carlos Cristóbal, quien se recorría todos los campos del fútbol base pucelano, y después, dos o tres horas de llamadas. Ahora, todo ha cambiado. Al momento conoces el resultado gracias a WhatsApp, y a la media hora, el acta del partido ya está subido a la web de la Federación regional con todos los datos. La información es inmediata, pero se ha perdido ese análisis desde el autobús de vuelta de Ponferrada tras 400 kilómetros con pérdida de cobertura, esa acta que era ininteligible por culpa de la lluvia o cuando pillabas al delegado comiendo el bocadillo.
Recuerdo también la emisión del partido de La2 y las Autonómicas, los sábados, y de Canal Plus, los domingos. Y nada más. El nacimiento de la televisión digital ha acabado matando a la gallina de los huevos de oro y también al periodismo deportivo. Radios y periódicos, o mejor dicho, los que manejan la producción, decidieron que ya no se viajaba a los encuentros que se jugaban a domicilio. “¿Para qué si lo dan por televisión?”, preguntaban. Pues para ser los ojos de los aficionados, para contar lo que el ojo no ve, para entablar conexión con jugadores y cuerpo técnico. Sin embargo, ahora los partidos se ven y se analizan desde la redacción, calentitos. Se ahorra dinero, pero se pierde cercanía. Se viajaba con el fútbol y a Europa con el baloncesto, con el balonmano y con el rugby. Los aficionados esperaban con ansiedad las crónicas, las fotos, y los chascarrillos de lo vivido. Y esos viajes para el periodista suponían una experiencia única y un sinfín de anécdotas. Algo que también se ha perdido en el periodismo deportivo 3.0.
Ahora bien, también es cierto que las nuevas tecnologías nos han dado otras alternativas a los periodistas deportivos. Gracias a Twitter o a Facebook podemos conocer las aventuras de nuestros entrenadores o futbolistas, como el trotamundos Manolo Retamero, ‘Willy Fogg’, que diría el ‘presi’ Guillermo Velasco, o recientemente el regreso de Dani Gordo de Bielorrusia por culpa de la invasión de Ucrania a manos de Rusia. Además, nos sirve para ponernos en contacto con otros periodistas o tener fotos del último fichaje de turno al momento en nuestro email. Aún recuerdo cuando los correos electrónicos tardaban cinco minutos en descargar. También puedes emitir los partidos en streaming y disfrutar del equipo de tu pueblo a miles de kilómetros. En los 90, el periodista deportivo se encargaba de contar la tangana de turno entre dos jugadores, y te lo tenías que creer, ahora, un vídeo grabado y rápidamente se convierte en viral en todas las redes sociales.
El periodismo deportivo ha depositado gran parte de su fortaleza en el carácter visual de sus contenidos. Las redes sociales toman fuerza y si no haces un Twitch no eres nadie. El aprovechamiento de las nuevas tecnologías para contar de otra forma las historias de siempre es una realidad, pero es cierto que sigo echando de menos ese trato personal. Este tema da para mucha reflexión, con sus ventajas e inconvenientes, pero con este Balcón de la APDV lo único que pretendo es reivindicar el papel del periodista deportivo de comienzos de siglo que se buscaba la vida para contar a sus lectores lo que estaba pasando. Periodismo en estado puro, en primera persona y siendo testigo directo.
Ante esto, ¿cualquier tiempo pasado fue mejor para el periodismo deportivo? No lo sé, quizás fue… diferente. Pero es cierto que me gusta recordarlo.