El guante está lanzado.
El bienestar mental, clave del éxito deportivo
De un tiempo a esta parte, afortunadamente, nos hemos deshecho de los tabúes y prejuicios existentes alrededor de la salud mental y cada vez se habla más, abiertamente y con libertad, de la necesidad de cuidar nuestra mente, tanto o más importante que el entrenamiento y el cuidado de nuestra forma física.
Gracias a que cada vez son más los rostros conocidos, artistas, músicos, deportistas, que revelan el bienestar que supone para ellos acudir al psicólogo, o al psiquiatra, estamos aprendiendo a reconocer que si queremos sentirnos bien, sanos y en forma, debemos pasar de mirarnos al espejo y aprender a analizar y proteger nuestra mente.
En el mundo del deporte de alto rendimiento, es una práctica habitual y nada novedosa la incorporación de psicólogos dentro de sus propias rutinas de entrenamiento. Para los deportistas de élite en disciplinas de competición individual, el seguimiento profesional de su estado mental es clave a la hora de luchar por una nueva meta, un nuevo récord o un nuevo objetivo.
La presión es tan brutal a su alrededor que hay que acompañar las durísimas sesiones de entrenamiento con estrategias de control mental que ayuden a la concentración, a la estabilidad y la conciencia de que el fracaso es mucho más habitual en la vida de un deportista que el éxito. Pero no sólo eso. Las claves que un psicólogo profesional incorpora en los deportistas inciden en la autoconfianza, en el control de cualquier situación, en la gestión de los resultados y el control de las emociones. Su función no es tratar un trastorno o solucionar un problema; es entrenar la mente para estar preparada en un entorno difícil, súper exigente y altamente competitivo.
Y aún así, pese a todo el trabajo, pese a todos los triunfos, a veces no se puede seguir adelante y hay que parar. Cuando se alcanza ese límite, el papel del psicólogo también es crucial para ayudar a los deportistas a dar ese paso. Porque del mismo modo que seguir entrenando o jugando al máximo nivel con una incipiente lesión física sin duda va a empeorar la situación, el mismo caso puede suceder cuando es la mente la que sufre.
La retirada de la popular gimnasta estadounidense Simone Biles a las puertas de los Juegos Olímpicos de Tokio fue un ejemplo de que las nuevas generaciones de deportistas valoran su bienestar mental infinitamente más que sus predecesores. Sin miedo a estigmas y ayudando a la normalización. Muchos otros deportistas han hablado con naturalidad de sus tratamientos psicológicos, como Carolina Marín, Carlos Alcaraz o más recientemente Ricky Rubio.
Hay mucho camino ganado pero hay que seguir avanzando y desde los propios profesionales que trabajan con los deportistas se reclama más visibilidad y más respeto para el trabajo que realizan, solicitando que la analogía entre el entrenamiento físico y el mental sea completa. No cabe duda de que la clásica expresión latina mens sana in corpore sano está más vigente que nunca.