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No es comparable la alegría de la victoria con la desolación de la derrota

EL SENTIDO DE LA DERROTA

Vie, 18/06/2021 - 14:01
Carlos Raúl Martínez
Carlos Raúl Martínez

 

Es curioso lo de este bicho con varias caras, aunque claro todo depende siempre del cristal por donde lo mires. Una derrota dura durante un proceso suele convertirse en una oportunidad, muchas veces sirve como punto de inflexión, en la mayoría de las ocasiones es una ducha de agua fría que te despierta. Pero una dura derrota en el final del trayecto lo borra casi todo. Es evidente que, igual que nacemos sabiendo que nos vamos a morir, y que cuando esto ocurre sigue siendo una tragedia, la derrota nunca se espera.  Siendo plenamente conscientes de que siempre que hay dos, uno gana y el otro pierde, no lo contemplamos y claro, como cuando un familiar se nos va, la digestión es el luto total. Nos hemos educado así. Excepto en los Juegos Olímpicos en los que solemos ver siempre sonrientes y orgullosos a los tres que están en el podium, en el resto la derrota al final del camino es directamente la nada. Incluso muchos deportistas cuando reciben las medallas de segundos o terceros se la quitan lo antes posible. Estamos instalados en el sólo puede quedar uno, y el resto importa poco. Cuando un equipo consigue llegar al final con una victoria siempre se acuerda de lo duro que ha sido el camino, el que ha perdido se instala en el dolor y es incapaz de mirar ni hacia atrás ni hacia delante. Frases como: entrenamos para ganar o las finales se juegan para ganarlas son ya parte de la biblia deportiva, las hemos convertido en valores, y no es malo porque el ganar tiene muchas cosas buenas, entre otras que has superado al rival, seguramente a ti mismo y has salido bien de momentos difíciles. Ganar es lo mejor, te recompensa y te empuja. Además el aprender a saber ganar es para mí lo más bonito del deporte. Cómo hacerlo, a qué agarrarte en los momentos malos, conseguir la mezcla perfecta entre el corazón y la cabeza; todo es bueno, pero creo que la asignatura pendiente es cómo enseñar a afrontar la derrota. Y creo que es importante porque es muy trasladable a la vida cotidiana de las personas. Si algo han detectado todos los expertos en las nuevas generaciones de deportistas es su bajísimo nivel para soportar las frustraciones. Muchos de ellos lo intentan una vez y si no lo consiguen directamente lo dejan y miran hacia otro lado. Nadie contempla que puedes perder, entre otras cosas porque tampoco es recomendable pensar en eso cuando tienes la oportunidad de ganar, y claro cuando pasa no hay respuesta. Yo he ganado y he perdido muchas veces y se que no es comparable la alegría de la victoria con la desolación de la derrota, es mucho más intensa la segunda, sin duda. A la primera intentas siempre darle naturalidad, pero con la derrota no hay quien pueda, y esto puede ser lo normal pero desde luego no es muy sano. Nos movemos entre ganar y perder, a veces una décima de segundo, o milímetros aquí o allá en la dirección de un balón o un punto arriba o abajo, es una línea casi imperceptible y peligrosa. No podemos tener sólo el argumento de lo que no te mata te hace más fuerte porque entonces esteremos dejando mucha gente en el intento. Debemos intentar que nadie, ni ganadores ni vencidos, olviden el camino recorrido, huir de todo lo que tiene de autodestructivo la derrota y pensar que cuando pierdes estás poniendo la primera piedra de lo siguiente. Es fácil decirlo, hacerlo y sobre todo creer en ello en estos tiempos es para matricula de honor. Quizás el mejor camino es el que siempre ha comentado el entrenador Aito García Reneses. Viene a decir que no hay que buscar la victoria, hay que buscar la excelencia, tu excelencia, y que por lo tanto, los resultados no son más que parte de una cruzada, algo más amplio. No lo dice cualquiera, así que mejor hacerle caso. 

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