El guante está lanzado.
HABLAR DE NUESTRO LIBRO
Aquella televisión mucho más pequeña y también con menos píxeles regurgitaba en marzo de 1993 una de las escenas más repetidas, comentadas y reídas entre nuestra generación. Luego se dio en llamar el ‘Umbralazo’, pero lo que sucedió fue que el maestro Francisco Umbral, mitad madrileño mitad vallisoletano con todo lo que ello conlleva, se despachaba a gusto y en directo con la presentadora Mercedes Milá en una frase para la historia: "A mí me has dicho personalmente por teléfono, Mercedes, que se iba a hablar de mi libro. Estamos acabando el programa y de mi libro —que está ahí sobre la mesa— ni se ha hablado ni se va a hablar para nada, y por lo tanto, yo estoy dispuesto a levantarme y abandonar la mesa, porque yo he venido aquí a hablar de mi libro, y no a hablar de lo que opine el personal, que me da lo mismo, para eso tengo mi columna y mi opinión diaria, de modo que, si no se habla de mi libro, me levanto ahora mismo y me voy", bramó Umbral enfadado.
Sin entrar en egos o en aquella máxima de antiguo periodista que rezaba que el plumilla nunca debía “ser ni estar” en el foco de la noticia (¡eso sería antes!), lo cierto es que hay veces en que un poco de protagonismo es bienvenido, dejado un poco de lado la actualidad deportiva vallisoletana, cambiante, fluctuante, prolija, intensa, variada y difícil de abarcar en toda su magnitud para hacer presente otra gran verdad: que Valladolid es una de las ciudades españolas que más actividad atrae de todas las disciplinas deportivas.
Volvamos al protagonismo. En este caso de la propia Asociación de la Prensa de Valladolid. Hace cinco años, en 2016, y bajo la presidencia de Íñigo Torres, la asociación decidió crear un premio de relatos cortos deportivos. No había mucho similar. No congeniaba bien, al parecer, literatura y deporte ¿Acaso un buen escritor escribe de deporte?… Sin embargo, el concurso fue creciendo. Primero en cuanto a los apoyos de los patrocinadores y colaboradores, también en lo referente a los relatos participantes, a su procedencia y a la calidad de los mismos. Ya hoy no sorprende encontrar entre los premiados a periodistas consagrados de cualquier lugar de España, o a escritores argentinos o colombianos con más de 150 premios a sus espaldas. De los ya seis concursos celebrados han derivado otros seis pequeños libritos magníficamente editados que congregan en total más de 60 relatos deportivos de toda índole, labrados con gusto y profesionalidad, en los que se habla de deporte, de la actualidad y de la vida. Pequeñas piezas muy recomendadas de personas que estamparon algo de sus sentimientos y de lo que pensaban en ese pequeño escrito: esgrima, carreras por montaña, historias nacidas desde la discapacidad y la superación, balonmano, y cómo no fútbol han sido algunas de las líneas maestras que han vestido las cubiertas de estos ejemplares.
Afrontamos, esperemos sin pandemia, la séptima edición del concurso y al Ayuntamiento de Valladolid y su inquebrantable FMD, además del CDO Covaresa, como los primeros ‘creyentes’ en esta idea, se han incorporado ahora la Bodega Dehesa de los Canónigos y la entidad bancaria Caja Rural de Zamora, como nuevos compañeros de viaje. Debemos dar un paso más en cuanto a los miembros del jurado para lograr, todavía más, ser un premio de gran profesionalidad y prestigio. Es el momento en el que la Asociación de la Prensa de Valladolid, primera y única de todas las asociaciones a nivel nacional en hacer algo de esta guisa, pueda presumir y decir sin reparo alguno: “Estamos aquí para hablar de nuestro libro”. Gracias a todos y gracias a Umbral.