El guante está lanzado.
LA ROCA Y EL MARISCAL
Roberto Pérez (la “roca”) y Roberto Turrado (el “mariscal”). Dos jugadores de balonmano. De Valladolid y con honra demostrada. La ofrecida en el Atlético de Huerta del Rey, su club entre la elite durante los últimos siete años. Que no fueron los únicos. También los de dedicación en los “cercanos” Balonmano Valladolid y Balonmano Nava. Vidas muy paralelas que ahora dejan el primer club por motivos bien diferentes.
Pero lo harán entre el cariño indiscutible de la afición:
Que llora por su despedida,
O que puede sonreír por lo que hicieron.
Que puede cerrar los ojos pensando en su vuelta…
O puede abrirlos para ver el estilo que han dejado.
El corazón del aficionado se queda vacío,
Porque ya no podrá verlos en la brega.
Pero que al estar lleno de lo que compartieron,
Quiere reconocerlos como se merecen: aplaudiendo, vitoreando y sonriendo.
Después de 13 y 10 años respectivamente de fidelidad al público vallisoletano, buscan nuevos horizontes. Y los encontrarán más allá. Y tendrán toda la suerte del mundo en ello porque se merecen lo mejor. En justa reciprocidad a lo que brindaron cada día. En cada partido o competición, y en sus atenciones personales, profesionales o no.
Sin quejidos, sin lamentos y sin egoísmos, porque sabían que los mejores nunca buscan excusas. Ellos han sido humildes, dispuestos, elegantes, afectuosos y serviciales. Dentro del deporte y fuera. Así, a dúo. Como si de una pareja de la Guardia Civil se tratara bajo el lema “El honor es la principal divisa”.
Su forma de proceder como auténticos samuráis, que se decía antaño, o de gladiadores azules más recientemente, jamás ha llevado a la duda. Y su poderoso “vallisoletanismo” tampoco. Era su guía. Ni rivales, ni lesiones, ni bajos presupuestos. Siempre con su solidario y certero ademán. Para contribuir a sus colores. A los nuestros.