El guante está lanzado.
OTRA VEZ LA SOMBRA DEL DOPAJE
El acervo popular define de múltiples y variadas formas lo que está ocurriendo estos días con la CELAD, la Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte. Si el organismo encargado de controlar, denunciar y combatir el dopaje en nuestro deporte es señalado directamente por hacer la vista gorda, si deja de ejercer el cometido para el que fue creado y más al contrario, se convierte en cómplice de los tramposos, lo que tenemos es un doping sistémico que no solo perjudica la imagen de nuestro País, también compromete la futura candidatura para unos juegos olímpicos pero, sobre todo y más grave, pone en duda la limpieza de los éxitos actuales de todos nuestros deportistas. Todo presuntamente, claro.
El actual director de la CELAD, antes AEPSAD, José Luis Terreros, accedió al cargo en marzo de 2017 y llegó precedido de experiencia en la gestión pública, siendo director del Centro de Medicina del Deporte del Gobierno de Aragón, subdirector general de Deporte y Salud en el CSD y subdirector adjunto al Gabinete del Presidente del CSD, es decir, organismos públicos que promueven la salud y el deporte. Además fue el jefe médico de la candidatura olímpica de Jaca en 2002 o coordinador del control antidopaje de la Final Four de la Copa de Europa de Baloncesto en Zaragoza, en 1990.
José Luis Terreros, doctorado en Medicina y Cirugía por la UCM y especialista en Medicina del Deporte por la Universidad René Descartes de París, se defiende alegando que las acusaciones “no son ciertas y resultan ser meras conjeturas interesadas y tendenciosas fruto de interpretaciones sensacionalistas alejadas de la normativa vigente y del derecho que tiene todo deportista”. Sin embargo, las acusaciones no son menores puesto que, a raíz de una denuncia interna, se acusa al organismo que dirige de pagar controles irregulares durante 5 años, de utilizar distintos métodos para no sancionar resultados adversos en dopaje y de mantener suspendidos de forma indebida los pasaportes biológicos de varios deportistas. El asunto es tan grave que la AMA, la Agencia Mundial Antidopaje (que también tiene lo suyo), ha abierto una investigación a la vez que exige aplicar medidas correctoras a la gestión de la CELAD. Es más, el CSD ha enviado a
la Fiscalía del estado el resultado de la investigación que le encargó realizar al Ministerio de Educación y Deportes, pidiendo la dimisión de Terreros que, más allá del comunicado en el que niega todo, no ha ofrecido ninguna explicación ni ha aportado prueba alguna que le exculpe de las acusaciones.
Es evidente que en España siempre hemos mirado para otro lado en este asunto, recuerden la Operación Puerto, que se fue diluyendo con el paso del tiempo y de los grandes nombres apuntados al inicio, se quedó en nada. El daño causado a la reputación de España y a su deporte tardará años en desaparecer. No aprendemos.