El guante está lanzado.
POCAS CIUDADES COMO LA NUESTRA
Dice el refranero que la avaricia rompe el saco. No creo, es más, aseguraría, que las pretensiones del Deporte de élite de Valladolid se puedan tildar de avariciosas. Pero si temo que la abundancia en esta ocasión no sea tan provechosa. Fin de semana tras fin de semana asistimos a un desfile de competiciones de máximo nivel en las que están nuestros equipos y lo primero que se nos viene a la mente es un tan arrogante como orgulloso, “pocas ciudades de este país tienen esto”. Y es verdad. Fútbol de Primera. Un filial en una categoría en la que están equipos que representan a sus ciudades como máximos exponentes. Balonmano al más alto nivel en categoría masculina y femenina. Dos equipos de Rugby alternando triunfos y Copas. Baloncesto en el escalón previo a la miel, chicos y chicas en equipos de máximo nivel en hockey línea. No nos falta de nada…. o de muy poco, podrían decir, entre otros, los del Fútbol Sala. ¿Satisfacción? Por supuesto que sí, pero a la par, la sensación de que tanta diversificación evita que el potencial sea mayor. ¿Y quién sobra? No seré yo quien ponga ese cascabel en ese minino. Seguramente nadie, pero es cierto que todo se reparte: aficionados, dineros institucionales, aportaciones de los mecenas…
Estamos, por tanto, ante una disyuntiva. O seguimos apostando por todo para que todos tengan su hueco y nos movemos en la medianía de las tablas clasificatorias y con ello nos damos por satisfechos o destinamos esfuerzos, recursos y dineros a los elegidos y buscamos logros deportivos, aunque el deporte esté cansado de evidenciar que el dinero no da la felicidad, en este caso los éxitos. Es un complejo debate en caso de que lo hubiere en la ciudad, aunque los implicados no podrán negar que de forma más o menos habitual, se les pase por la cabeza el soñar con lo que podrían ser en caso de que “eso de ese, en lugar de tenerlo él, lo tuviera yo”.
A nivel numérico (que fríos los números) la situación en esta temporada a nivel de abonados es muy pareja, exceptuando evidentemente al gran “trasatlántico”, un Real Valladolid de récord que en este curso ha superado los 23.000. Nada, nadie, se puede equiparar a ellos. El resto se mueve en la franja del millar. El primero de los “otros” es el VRAC que abonó a 1.750 fieles, seiscientos más que su vecino, El Salvador. Hasta aquí encontramos esa dicotomía. No Tenemos un equipo de Rugby que tenga tres mil socios. No, tenemos dos que dividen, aunque es cierto que conviven. En un segundo escalón el Baloncesto que, por más que lo intenta de todas las maneras posibles, no es capaz de llegar a los dos mil. ¡Con lo que fue el Basket en otros tiempos! Pues sí. Pero quedan lejanos y la realidad es otra. Ahora sobrevive. También los pasados fueron tiempos más satisfactorios para el Balonmano que tirando de cantera y de lo que puede, supera con esfuerzo los mil cien socios. Y en ese cuarto peldaño de esta escalera de aficionados al Deporte en Pucela, nos encontramos con dos auténticos modelos del querer hacer bien las cosas. Del luchar, buscar, pelear, tratar de…. Y todo para no acercarse ni al millar. El Aula Cultural o el CPLV.
Esta es la realidad. Estos son los números. O, dicho de otra manera. Seis clubes de élite suman esta temporada unos 6.200 socios que, incorporados a los del buque insignia, suman un total de 30.000 vallisoletanos que ponen su dinero para ser socios y parte del Deporte en la capital del Pisuerga.
Son muchos comensales para un pastel que es el que es y que muy difícilmente, podrá aumentar su tamaño. Así que la pregunta es... ¿Seguimos disfrutando de la diversidad? Pues yo creo que sí, que es lo que tenemos, lo que han ganado para nosotros los nuestros, que podemos presumir de la cantidad de Deporte de máximo nivel y que, aunque no luchemos por títulos, nos apasionamos con lo de aquí cada fin de semana y eso, hay pocas ciudades que lo puedan decir.