El guante está lanzado.
SALVI JIMENEZ Y EL BOXEO VALLISOLETANO
La meteórica carrera de Salvi Jiménez sufrió un frenazo el pasado 25 de noviembre al no poder conquistar el título de campeón de Europa del peso súper pluma. Todo estaba dispuesto para que la gran esperanza del pugilismo vallisoletano se alzara con el entorchado más importante de su trayectoria, mucho más que el logrado meses antes, el de la Unión Europea.
Los promotores habían apostado fuerte para que el vigente campeón, Juanfe Gómez, madrileño afincado en Elche, aceptara poner su título en juego en casa del aspirante. “El Mago”, como apodan al poseedor de la corona, llegó a Valladolid conociendo perfectamente las virtudes y las carencias de su oponente. En el acto del pesaje se le veía tranquilo y un tanto sobrado, pero después, en los primeros asaltos, su gesto no era el mismo.
Salvi, sabedor de que para conquistar un título hay que hacerlo desde el principio, sin dejar pasar los asaltos sin acumular méritos en las cartulinas de los jueces, tomó el centro del ring y desde allí lanzó sus ataques con el crochet de izquierda como estilete para ir minando la defensa de su oponente. Los latigazos del vallisoletano le causaban al campeón más problemas de los inicialmente previstos y al ecuador del combate Salvi Jiménez iba ganando claramente.
En el rincón de Juanfe se detectaban gestos de una cierta preocupación, de modo que le avisaron a su pupilo de que había que tomar la iniciativa para mantener las posibilidades de seguir siendo campeón. “El Mago”, con unas piernas tan veloces o más que los brazos de su rival, empezó a imponer sus argumentos ofensivos y la pelea fue poco a poco equilibrándose en el ring y en las cartulinas arbitrales.
A pesar de la euforia de los aficionados y del permanente apoyo que desde las gradas le llegaba al aspirante, el campeón llegaba entero a los asaltos finales que un Salvi menos preciso y más cansado. Y aunque al término del duodécimo round, los seguidores del vallisoletano celebraban anticipadamente su triunfo, las puntuaciones de los jueces decretaron un empate a 114 puntos que se traducía en un match nulo que cayó como un jarro de agua fría en el ánimo de la ilusionada parroquia local.
Con esa decisión, Juanfe Gómez conservaba su corona y Salvi mantenía su imbatibilidad: 13 combates, 12 victorias, 0 derrotas y 1 empate. Esta es la realidad a la que el excelente gladiador gitano tiene que agarrarse, por mucha decepción que le haya causado el no poder ceñirse el cinturón de campeón continental.
Salvi Jiménez sigue siendo el principal estandarte del renacido boxeo vallisoletano y ahora lo que debe hacer es analizar en frio la pelea para sacar conclusiones de cara a la próxima ocasión, que sin duda va a llegarle. Nadie mejor que él para saber lo que hizo bien y lo que debe mejorar para ceñirse la corona, sin dejarse engañar por quienes echan la culpa a los jueces del resultado. Salvi, que es un chico listo, deducirá que hay que dosificar las fuerzas para recurrir a ellas en los momentos decisivos de la pelea. Y si es así, yo apuesto por él cuando le llegue la próxima oportunidad. Sin ninguna duda.