El guante está lanzado.
UN ESPACIO PARA TODOS
No he tenido ninguna duda respecto a lo que iba a tratar a través de esta palestra que ofrece la Asociación de la Prensa Deportiva de Valladolid, de este “Balcón de la APDV”, y seguro que la mayoría también sabe de qué voy a hablar, porque no oculto mi orgullo y mi cariño hacia un equipo en concreto, el Fundación Aliados de Baloncesto en Silla de Ruedas.
Y no es porque ejerza de su responsable de prensa desde hace siete temporadas, sino porque fue el primer equipo del que elaboré una crónica para la Agencia Efe. Fue mi reto inicial, un amor a primera vista, que no solo se ha mantenido, sino que se ha ido acrecentando a lo largo del tiempo, que se ha alimentado con las vivencias que he podido compartir con deportistas, cuerpo técnico y voluntarios.
El motivo es muy claro y evidente: los jugadores de este gran deporte son un ejemplo de superación, de capacidad de sacrificio, de honestidad, de entrega. Animo a todo aquel que no ha tenido la posibilidad de disfrutar de un partido de baloncesto en silla de ruedas, a que acuda al pabellón Pilar Fernández Valderrama a verles y animarles. Porque además la entrada es gratuita y el espectáculo está garantizado.
Soy plenamente consciente de que el fútbol es el gran protagonista y que en Valladolid tenemos la gran fortuna de poder contar con multitud de equipos, de diferentes disciplinas deportivas, en la elite. También tengo constancia de la situación a la que han tenido que hacer frente los medios, con menos páginas, en el caso de los periódicos, o con menos tiempo o espacio, en el de las radios, televisiones o prensa digital.
Pero realmente resulta frustrante ver cómo, en muchas ocasiones, ni siquiera se menciona al Fundación Aliados, cuando es un equipo que cuenta en su palmarés con un título de liga y con un título europeo y, aunque es obvio que no se vive de lo logrado, no es menos obvio que sigue peleando al máximo de sus posibilidades, y que resurge cada temporada con el objetivo de llegar a lo más alto.
Este grupo de “cojos”, como ellos mismos se denominan, merecen tener un poco más de relevancia mediática, institucional y social, porque luego todos quieren “hacerse la foto” el día de las personas con discapacidad, para relegarle al olvido el resto del año. Y sí, estoy de acuerdo en que hay demasiados frentes abiertos, pero eso no quita para que pueda reservarse “un huequito” para estos héroes, para estos jugadores que tienen detrás una historia personal de superación y que han encontrado, en este deporte, la herramienta perfecta para recuperar la “normalidad”, si es que esta existe.
Si una cosa debiera habernos enseñado la pandemia, es que somos meras marionetas, que nuestras vidas pueden cambiar de un día para otro, que hay que echar mano de la valentía y del coraje para poder seguir hacia delante. Estos chicos ya lo sabían con anterioridad. Ya tenían esa lección aprendida. Porque desde el momento en que una lesión, un accidente o una enfermedad transformó su existencia, han tenido que superar numerosos obstáculos, en algunos casos, en forma de barreras arquitectónicas, en otros, por la falta de empatía del resto de la sociedad.
Sirva esto, no como reprimenda, sino como una llamada de atención hacia un deporte maravilloso, hacia un gran equipo que se deja la piel en cada partido, hacia unos jugadores que demuestran su ilusión y entrega en cada jugada, y a los que también les gusta verse reflejados en vuestras crónicas.