Ribera: «Un ciclo de ocho años está bien, el 2024 tiene que ser un punto de inflexión para mí»
El seleccionador nacional deja entrever que buscará un proyecto en un club tras los Juegos Olímpicos de París
Destaca el acierto de la Federación de «generar estructuras» para que los jugadores lleguen desde la base a la élite
Defiende a Valladolid «como un buen lugar para que juegue la selección»
El seleccionador nacional del balonmano español más laureado, Jordi Ribera, regresaba a Valladolid donde hace siete años debutó en el banquillo en Huerta del Rey en un partido ante Bosnia. Dos veces campeón de Europa, entre otros logros, repasaba en un nuevo Desayuno de la Asociación de la Prensa de Valladolid, el presente y también el futuro de este deporte. Y el futuro de la selección porque, aunque públicamente ya había dejado entrever el fin de ciclo, en Valladolid, confirmó esa idea: «Todo tiene su tiempo, si llegamos a los Juegos de 2024, serán ocho años y un proyecto de ocho está bien. Mi idea es cuando termine el 2024 intentar volver a entrenar en el día a día, para mí el 24 tiene que ser un punto de inflexión». Además, remarcó en sus últimas palabras que es una decisión meditada y que está «más cerca del final que del principio». Y animó al próximo seleccionador «a que sea inteligente y recoja las cosas buenas que se han hecho y ponga su sello».
Por delante trabaja para conseguir la clasificación para esta cita en París con un combinado que destaca por ser «un grupo con un foco terrible en la competición y en el rendimiento». Además, incidía Ribera, a preguntas del periodista Héctor Rodríguez, que se vive un momento dulce «porque mantenemos el bloque duro y vamos abriendo puertas a los jugadores jóvenes. Y la integración de todos en el grupo es muy importante».
Además, narró experiencias no tan buenas que ayudaron a fortalecer el grupo «como lo que pasó en el preolímpico y la no participación en los Juegos». La clave para que España pueda seguir siendo una potencia competitiva a nivel nacional es «generar un proyecto desde abajo hasta arriba, que haya una identidad».
TRABAJO DESDE LA BASE
Ribera explicaba su metodología que pasa también por trabajar un proyecto coordinado desde categorías más jóvenes: «Intentamos aglutinar una gran cantidad de jugadores. En el C.A.R. de Granada hemos empezado con los chicos de 2009, desde los 13 a los 16 años para generar una semana de alto rendimiento. Han pasado ya 599 jugadores, algunos han doblado y empiezan a llegar a la selección como Dani Fernández o Ian Barrufet». A su juicio «el C.A.R. es la primera pata del proyecto, pero hay que ir a las federaciones territoriales. Es importante que vaya el seleccionador. Tenemos 89 jugadores que han estado allí y están en Asobal, representan el 40% de los españoles, y hay otros 60 en la División de Honor B». Por eso remarcó la importancia del éxito de la absoluta que considera que es «la punta de lanza del proyecto», y que si ellos «no ganan hay interrogantes» porque en España «el resultado da credibilidad, pero hay proyectos buenos que si no tienen resultados tienen interrogantes».
También analizaba la nueva realidad del balonmano porque cada vez hay «muchos más jugadores en el extranjero, y ahora van entrando jugadores más jóvenes. Se van porque reciben un mejor contrato o pueden jugar una competición mejor. Es algo normal. Ahora hay que formar jugadores porque no están en los mismos entornos que antes y hay que generar esas estructuras para que puedan evolucionar». También analizó la evolución del jugador de balonmano que ahora «empieza a haber jugadores con una altura media de 1,92 metros, y se preguntan de donde salen porque siempre éramos una selección pequeña. La altura es uno de los problemas que tenemos en la captación, el otro es que nos fiamos del CESA o de las finales de campeonatos de España y hay muchos jugadores que no aparecen».
Y entraba a analizar un modelo de juego de atacar en superioridad siete contra seis, algo que «nunca me ha gustado. El balonmano tiene que crear una convivencia. El siete contra seis dificulta esa globalidad».
VALLADOLID, CIUDAD DE BALONMANO
El técnico destacó la importancia del modelo de Valladolid, aunque no le gusta «poner etiquetas» y sí destacó la labor de técnicos como «Pastor, Juan de Dios, Manolo Cadenas, entrenadores que han significado mucho». Defendió la importancia de Valladolid «como club referente porque el mérito es de ellos y las federaciones dependemos de los clubes y de su trabajo». Y agradeció la apuesta de la ciudad «por el balonmano porque hay mucha afición. Yo sé lo que son los derbis entre Valladolid y León y es muy especial. Si me dices donde quieres que juegue la selección, Valladolid es un buen sitio porque la gente sí quiere venir».
BRASIL, OTRA PERSPECTIVA DE VIDA
Jordi Ribera, un trotamundos del balonmano, destacaba la importancia de su etapa no en Argentina, sino en Brasil: «Me marcó mucho. Volví como si tuviera 10 años menos. Es un país vital y muy apasionado, allí viví tantas cosas a nivel personal que me hizo tener una perspectiva diferente a la vida, fueron siete años que nunca borraría de mi vida». También avanzaba la necesidad de ser cercano al jugador y tratarle de «forma natural, y generar un buen feeling. Siempre les digo que se comparen con otros, muchas veces viven muy bien y otros quizás estén peor que ellos».
Este desayuno informativo ha sido posible gracias a la Junta de Castilla y León, Diputación de Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, Alimentos de Valladolid, Caja Rural de Zamora, Coca Cola, Doce+Uno, Afedecyl y la Real Sociedad Hípica de Valladolid.
Puede volver a verse en el canal de Youtube de la Asociación de la Prensa Deportiva de Valladolid: https://www.youtube.com/watch?v=dVB3SrjKTxE